HorteRadio: Corey Feldman - Angelic 2 the Core
Michael Jackson. El 11-S. La mansión Playboy. Cocaína. Agujeros negros. Ley y Orden. El Ventolín. Ángeles. Uno de los peores discos de todos los tiempos. Y mucho, mucho, MUCHO texto.
Venga, nunca he necesitado hacer esto, pero allá va.
Trigger warning: abuso sexual, incluido a menores; adicciones por doquier; crímenes y más crímenes con impunidad.
He aquí, delante de nuestras narices, atado a la mesa de operaciones, un espécimen inusual.
¿Por dónde empezar a introducir nuestro bisturí? Ataca su estómago purulento, y seguramente su corazón entrará en parada cardiorrespiratoria. Practícale primero un bypass, y el hígado empezará a desangrarse. Trae a un equipo completo de cirujanos mundialmente reconocidos, y a los diez minutos empezarán a sudar como si fueran residentes de primer año.
Angelic 2 the Core es así: una hidra de la desfachatez musical a la que yo1, este humilde plebeyo, debe descabezar. Una tarea ardua, y complicada aún más por ser engendrada por un ser poliédrico, un prodigio digerido, triturado, exprimido y excretado por Hollywood, del que es difícil tener una idea clara. Corey Feldman ha sido víctima y verdugo, redentor y monstruo, acusador y acusado, el bizarro resultado de una industria inhumana. Todas sus improbables facetas están recogidas en este obelisco de hora y media. Imponente. Magnético. Aterrador.
Si queremos ahondar en este álbum, tenemos que empezar antes por mojar el dedo gordo del pie.
Pero eso sería demasiado fácil. Así que vamos a tirarnos directamente a alta mar. O nadas, o mueres.
“Go 4 It”.
Perdón, creo que me he precipitado. Vamos a tranquilizarnos.
Analicemos la composición de este fotograma detenidamente, porque en cada uno de los tres tercios verticales hay una pequeña boya a la que agarrarnos temporalmente.
Corey Feldman
A la izquierda, vemos el nombre de nuestro sujeto. Un nombre que ha tenido significados muy diferentes a lo largo de las décadas.
…En los setenta, Corey Feldman era el hijo de una familia judía californiana, haciendo sus primeros pinitos en el mundo de la actuación bajo la tutela de unos padres que empiezan a verlo más como una gallina de huevos de oro que como a su pequeñín.
…En los ochenta, Corey Feldman era el ídolo adolescente definitivo, apareciendo en clásicos de la década como Los Goonies, Cuenta conmigo, Gremlins o Jóvenes ocultos. La mandíbula fagocitadora se ceba con él, y lo arrastra ferozmente a una perdición de la que iba a ser difícil escapar.
…En los noventa, Corey Feldman era el juguete roto de Los Angeles, más asiduo de los centros de rehabilitación que de los platós. Ha evitado el destino macabro de buena parte de sus contemporáneos, pero si se mantiene a flote es dejando que los vampiros de la farándula exploten su caída en desgracia.
…En los dos mil… En los dos mil todo da un volantazo a lo extremo. Por culpa de Al-Qaeda.
Ya volveremos a retomar este punto.
Corey’s Angels
A la derecha, una especie de modelo de Victoria’s Secret con un luminoso halo en la cabeza, un bajo eléctrico, y la mirada de las mil yardas. Es una integrante de las Corey’s Angels.
La interpretación más caritativa de la existencia de este cortejo de jovenzuelas en paños menores es que son las receptoras de la beca Corey Feldman, ex-inquilinas de la Mansión Playboy que vagaban por la vida hasta que Corey les dio un propósito: existir en un segundo plano mientras él, la estrella, daba sus piruetas de rigor sobre el escenario.
La interpretación menos caritativa se aproxima peligrosamente al tráfico de personas.
Todas las palabras que han salido de la boca de Feldman al respecto decantan la balanza hacia esta segunda lectura:
“Buscamos chicas de dieciocho años, que sean virtuosas, y honestas, y leales.”
“Regla número uno: tienen que ponerse con la dieta Angel.”
“Si podemos entrar y moldearlas mientras siguen siendo jóvenes e impresionables, por así decirlo, podemos ayudarlas a tomar las decisiones correctas.”
“Regla número dos: ejercicio.”
“Siempre he ayudado a mujeres a hacer carrera en la vida, pero ahora a través de Corey’s Angels, puedo tener el control sobre ellas y beneficiarme económicamente también.”
“Regla número tres: nada de hombres.”
A día de hoy, las Corey’s Angels han dejado de acompañar al actor.
Dark Corey
En el centro de la imagen, con una capucha de hechicero elfo nivel 53, el Corey oscuro.
Una anomalía cuántica, subproducto de todas sus contradicciones.
Intentemos elaborar una cronología del nacimiento de Dark Corey. ¿Por dónde íbamos?
Cierto.
Pero de alguna manera debemos desdoblarnos en el espacio-tiempo.
Es 2006. Corey Feldman empieza a trabajar en Angelic 2 the Core.
Es 1984. Steven Spielberg invita a Michael Jackson al set de Los Goonies. Corey tiene 13 años. Inmediatamente, el rey del pop —que le dobla la edad— y él, traban una hermosa amistad.
Es 1996. Osama Bin Laden declara una fatwā contra los Estados Unidos de América.
Es 1993. Michael Jackson está siendo investigado por abuso sexual a un menor, Jordan Chandler. Tras meses de pesquisas, Jackson llega a un acuerdo financiero con la familia Chandler. Corey Feldman es entrevistado por la policía, y niega que su relación personal con Michael fuera inapropiada.
Es 1986. Corey Haim, amigo y tocayo de Feldman, actúa en la película Lucas.
Es 2025. Tengo cincuenta pestañas de Chrome abiertas intentando entender toda esta maraña de rumores, acusaciones y teorías conspiratorias.
Es 1988. Corey Feldman comparte reparto con Jon Grissom —y Corey Haim— en la película Papá Cadillac. Grissom interpreta a un aparcacoches como figurante; los Coreys protagonizan el film.
Es 2013. Feldman publica sus memorias, Coreyography. Entre otros titulares, Feldman revela que un hombre violó a Corey Haim durante el rodaje de Lucas, según le había confesado su amigo unos días más tarde. Feldman también cuenta que fue víctima de un crimen similar a manos de un ayudante de su padre, al que adjudica el seudónimo Ron Crimson.
Es 2005. Otro juicio por abuso de menores rodea a Michael Jackson, esta vez espoleado por la demanda de Gavin Arvizo. Feldman se niega a declarar, y más tarde reflexiona y recuerda varios incidentes en los que Jackson se había comportado de manera un tanto cuestionable con él. El cantante es en última instancia absuelto.
Es 2008. Haim y Feldman encabezan el reality The Two Coreys, que va ya por su segunda temporada. La tensión creciente entre las estrellas explota cuando Haim admite que un conocido de Feldman abusó de él a los catorce años, con el conocimiento de éste último. En el que sería el episodio final, Feldman se enfrenta a Haim para que confronte sus problemas con la adicción. Haim rehúye el conflicto.
Es 2015. Corey Feldman empieza a rodearse de su harén, las Corey’s Angels.
Es 1998. Osama Bin Laden pronuncia las siguientes palabras en una entrevista: “no vamos a diferenciar entre quienes visten uniforme militar y civiles: todos son objetivos de esta fatwā. La historia estadounidense tampoco distingue entre civiles y militares, ni siquiera entre mujeres y niños. Ellos fueron quienes usaron bombas contra Nagasaki.”
Es 2001. Jon Grissom es arrestado por pedofilia y va a la cárcel unos años después. Al salir, se le olvidaría convenientemente registrarse en la base de datos de criminales sexuales.
Es 2013. Otra vez. Feldman sale de esta guisa en la portada del single “Ascenscion Millenium”. Ninguna de las dos palabras está escrita correctamente, pero lo que a nadie se le escapa es la descarada emulación de cierto amigo suyo.
Es 2010. Corey Haim muere a los 38 años, de una neumonía, prácticamente en la indigencia.
Es 2009. Michael Jackson muere a los 50 años, tras una sobredosis… ¿accidental? Corey Feldman da un concierto homenaje en un hospital, como queriendo vengarse contra el gremio médico.
Es 2017. Corey Feldman señala, en el programa de TV del actual aspirante a administrador de la agencia gubernamental dedicada a gestionar la poca sanidad pública que hay en EE.UU, el doctor Mehmet Oz, que Jon Grissom era el “Ron Crimson” de su autobiografía.
Es el 20002. Mohamed Atta envía varias decenas de solicitudes de admisión a escuelas de vuelo para él y sus “amigos de diferentes países árabes”. Finalmente, Huffman Aviation, en Florida, los acepta en el mes de julio.
Es 2019. Feldman critica la parcialidad del documental Leaving Neverland, sobre los presuntos delitos de Michael Jackson con menores. Un par de días después, se retracta y comparte su solidaridad con las víctimas. Más tarde, vuelve a cambiar de postura a una equidistancia lamentable: “mi tiempo con MJ fue puro e inocente, y esa es la persona que elijo recordar”.
Es 2020. Feldman lanza el documental My Truth: The Rape of 2 Coreys, en el que revela que fue Charlie Sheen quien abusó de Corey Haim en Lucas. Tras el estreno huyó del país por “sentirse en peligro”. Unos meses después, varias ex-componentes de las Corey’s Angels acusan públicamente a Feldman de agresiones físicas y sexuales. No me consta que se abra causa alguna.
Es 2024. Corey Feldman compite en la undécima temporada de The Masked Singer. Es la foca.
Es 2001. Dos aviones impactan contra el World Trade Center de Nueva York, matando a casi tres mil personas. Entre ellas no se encuentran Marlon Brando, Elizabeth Taylor o Liza Minnelli, a quienes Michael Jackson supuestamente ayuda a escapar de la Gran Manzana. Según algunas fuentes, Jacko los llevó en su jet privado hasta Nueva Jersey, donde pusieron rumbo en coche hacia Ohio, Dios sabrá por qué. Según esas mismas fuentes, todo eso es sólo una leyenda urbana. Sea como fuere, Corey Feldman se tomó como algo personal que Jackson no lo rescatara, poniendo fin a la amistad unilateral entre los dos delincuentes. Y sabemos eso porque…
Es 2002. Corey Feldman canta, por decir algo, “I believed in your words / I believed in your lies / But in September in New York / You left me to die / I love you, Megalo Man”.
Es 2016. Judy Haim, madre de Corey Haim, amenaza con demandar a Feldman por inventarse hechos sobre su hijo, tachándolo de “timador”. Feldman, por su parte, está más ocupado regalándole al mundo su cosmovisión en forma de Angelic 2 the Core, un álbum doble: una cara está dedicada a Michael Jackson, la otra a Corey Haim. Una mañana de septiembre, se acerca a los estudios de The Today Show.
Y creo que ahora sí, mil seiscientas palabras después, estamos preparados para empezar a hablar de ello.
“Go 4 It”
Sí, “featuring Snoop Dogg”. Pero no nos distraigamos con menudencias. ¡Estamos en directo en la NBC!
Zoom.
Más zoom.
Más.
Demasiado.
Las presentadoras, Sheinelle Jones y Billy Bush3, presumiblemente han visto los ensayos de la actuación, así que saben lo que va a pasar; Bush, con 50% befa y 50% mofa, apunta: “si tenéis la sensación de que se va a liar parda aquí, yo también la tengo” Sin embargo, esto hace que sea más incomprensible cuando anticipan que Feldman ejecutará unos pasos de baile a lo Michael Jackson, porque, según Corey, “crecieron bailando juntos”.
En el mundo real, el nuestro, los movimientos de Feldman tienen cuatro partes muy bien diferenciadas.
Está el Nacho Cano haciendo cosplay de Mr. Robot.
Que muta sin costuras en María Jesús y su acordeón haciendo cosplay de Mr. Robot.
Dab superheroico.
Y C3PO sufriendo un cólico nefrítico.
Ninguno de los cuales Michael Jackson se hubiera atrevido a hacer, menos aún en televisión.
Es una vez el drop dubstepiano culmina que por fin Corey Feldman tiene la oportunidad de cantarle a América con una voz de la cual lo único bueno que se puede decir es que es en directo.
Las querubinas, que recordemos estaban coaccionadas y sujetas a vejaciones diversas, hacen lo posible por que su chamán salga ileso del esperpento, pero es inútil. Su competencia musical raspadita no es rival para el catálogo de delirios perpetrados por un Corey Feldman que pronto desvela una melenita con moño, rollo samurái, en clara referencia a su ídolo.
Definitivamente no me refería a eso.
Hasta el mechón ha calcado el desgraciado, si bien con un efecto excesivamente churretoso.
Feldman se menea, entonando lo que puede como estreñido, hasta que el rapero Doc Ice se cuela para intentar echarle el cable que no le echó MJ en el 11-S. Por desgracia, si su misión era reemplazar a Snoop, él entendió que el código de vestimenta era “Carlton Banks jugando al golf”.
Rebobinemos un poco, de hecho, para observar uno de los detalles más patéticos de toda esta tropelía a los sentidos, que es justo la entrada en escena del MC. Porque lo lógico, desde el punto de vista televisivo, hubiera sido intentar disimular que Mr. Ice se encontraba detrás de un biombo, tal vez mediante un movimiento de cámara hacia un plano más general, de tal manera que le viéramos aparecer súbitamente.
Los realizadores del Today Show deciden hacer caso omiso de las convenciones y la gestalt y los pepinillos en vinagre y nos muestran aquí al colega surgiendo como de detrás de un matorral, para luego empezar a correr al trote cochinero y así llegar a su marca antes de que empiece su momento. Desgraciadamente, ese momento había pasado ya hace diez segundos.
En un arranque de magia Corey Feldman también hace esto.
Y así, todo acaba, ante la perpleja mirada de unas catorce personas, tan sólo una de las cuales reacciona con vítores ante lo que acaba de presenciar. Es Sheinelle Jones, que para cuando se van a la publicidad más barata de la historia de la NBC aún sigue cantando el estribillo. Por suerte, tendría la oportunidad de escucharlo, una y mil veces, junto con una escandalosa cantidad de veintidós temas más, dentro de ese monumento a la vanidad y la locura que se llama… Angelic 2 the Core.
Angelic Funkadelic (2 Dance)
Siendo realistas, el artículo podría terminar aquí. Como Corey Feldman sabrá, habiéndose ganado la vida con su físico, su medio es el visual; carentes de él, el atractivo de estos temas, de existir, se ve menguado exponencialmente. Y llegados a este punto, es bastante seguro que no tengáis la menor intención de tentar a la suerte escuchando siquiera un microsegundo del álbum.
Pero, así y todo, sé que aún hay una pregunta en el aire con la que puede que consiga mantener vuestro interés.
Y esa pregunta es: ¿acaso mejora “Go 4 It” con Snoop Dogg en sus filas?
Esta foto es la única instancia del rapero, por aquel entonces sumido en su decimoquinta crisis de mediana edad —esta vez la del rastafarismo4—, y el actor, junto a un tercer señor sin identificar5, apareciendo juntos en público. Fue en una fiesta promocional, celebrada, dónde si no, en la Mansión Playboy, en la que se ponía de largo una línea de licores de malta llamada Colt 45 en la que Dogg, siempre abierto a una buena oportunidad empresarial, tuvo algo que ver6.
Contribuir al proyecto culminante de la vida de Feldman fue, para Dogg, un día más en la oficina; hasta el día de hoy, seguramente seguirá pensando que estaba cumpliendo la voluntad de algún niño muy enfermo. Toda su aportación se reduce a un fichero llamado “freestyle_420_go4itorsumshieeeeeeeeet?-v1.mp3”, y se nota su indiferencia. Pero claro, sabemos de buena tinta que el señor Calvin Broadus es incapaz de sentir vergüenza alguna siempre y cuando le sumen aunque sean quince dólares a su cuenta bancaria; turulo a turulo ha construido su imperio.
Anyways… Feldman tiene dos ideas en mente con Angelic 2 the Core: hacernos bailar, y hacernos rockanrolear, y como no puede ser de otra manera Angelic Funkadelic, su primera parte, va directa a tu pelvis.
Pt. 1 de 22: “Ascension Millennium”
Ahora sí, “Ascension Millennium”. Bien escrito y todo. Redemption arc, si no fuera por lo de la explotación de mujeres.
Hablando de, esta trae videoclip. Con lo que vamos a estar aquí un rato más.
Dos personas muy especiales hacen acto de presencia en este cortometraje: el presente y el pasado de Feldman. Porque tengo ahora el honor de presentaros a Courtney Anne Mitchell.
Realmente ya la conocemos. Courtney era la DJ en la actuación de “Go 4 It”, pero aquí Corey la introduce como el “primer ángel” de su corte, una joven de unos veinticinco años que conoció… sí, en la casa de Hugh Hefner, y que en 2016 se convertiría en su esposa. Quizá tengamos hueco para abrir el melón de esa relación, pero no tenemos tiempo que perder, porque el segundo cameo es…
Te doy un millón de oportunidades para adivinarlo.
Wow, ¡no me creo que solo hayas necesitado cuatro! Efectivamente, es Samsagaz Gamyi tomándose un Ventolín.
El vídeo de “Ascension Millennium” es en efecto un house tour por la Feldmansión, y un life tour por lo que es un día cualquiera en la vida de Feldman, repleta de mujeres, guantes con lentejuelas, fiestas en la piscina con invitados que acaban de salir de clase de Naturales7, y ensayos con la banda delante de un chroma muy mal puesto. Una oda al exceso materialista que no parece irónica aún viniendo acompañada de una letra que habla de abandonar los placeres terrenales y unirse a Dios a través del meneo bullanguero.
Porque queda claro desde la misma portada, que adolece de una ligera falta de sutileza metafórica, que Angelic 2 the Core es una crónica muy personal de cómo Feldman ha conseguido derrotar a sus demonios. El desenfreno continuo, los abusos, el ostracismo de la primera fila Hollywoodiense, las drogas… Esta bien, sólo las drogas, si acaso. Pero el quid de la cuestión es que si el ex-rompecorazones lampiño ha logrado sobreponerse a… algo, es gracias al poder femenino, ese que no pierde ocasión de denigrar.
Gracias a eso y a quemar la pista a tope con sus yogurines.
En la versión del álbum, Corey decide prologar nuestra experiencia con un breve sketch —acostumbraos a ellos— narrado por una especie de criatura colosal que puede ser Jehová o el Balrog, contándonos que “se han abierto las puertas del cielo y en el vigésimo segundo día los ángeles descenderán sobre la Tierra”, y luego se ríe porque nos odia. Desconozco si lo del “vigésimo segundo día” es porque 22 son las canciones del álbum o porque es la edad de su chica ideal, pero no estamos aquí para hacer cábalas.
Por lo demás, “Ascension Millennium” es igual de desquiciante en cualquiera de sus dos texturas, y debería ser evitada a toda costa.
Pt. 2 de 22: “Lovin’ Lies”
“Y el Señor dijo: no debes mentir”.
Es hora de sacar la artillería pesada. “Lovin’ Lies” es un tema housero de cuarta división que recurre a los tópicos más manidos del género, pero que se salva de ser inconsecuente gracias a una de las performances más insanas jamás registradas.
Corey decide arrojar la poca buena vibra que quedaba para arrastrar a su ex-mujer, Susie Sprague que… venga, ¿a que no sabéis quién ofició la boda?
¡A la primera! MC Hammer y un rabino random, muy bien.
El caso es que Corey acusa —atentando de paso contra tus tímpanos, aterrizando sobre las notas como…. bueno, como Mohamed Atta contra la Torre Norte, la verdad— a Sprague de haberle sido infiel, aplicando de manera magistral la técnica DARVO: la hemeroteca confirma que Feldman conoció a Courtney Mitchell en 2012, dos años antes de su separación de Sprague.
“Lovin’ Lies” son capas y capas de la voz de goblin desagradable de Corey, superpuestas, con distintos aliños, ninguno de los cuales puede hacer nada por salvarla. Llegó muerta al quirófano. “Ascension Millennium” es la Capilla Sixtina al lado de esta hecatombe, este montón rebosante de diarrea.
Si, pese a todos los avisos de que vuestro seguro no os va a cubrir los daños y perjuicios causados por su escucha, insistís en catarla, simplemente dirigíos directamente al bridge. Es en el 1:55. Os espero.
Espero que hayáis aprendido una valiosa lección. The cake was a lie.
Pt. 3 de 22: “Angelic 2 the Core - Radio Edit”
Ya he hecho la referencia en alguna otra ocasión, ¿pero sabéis aquel famoso “cuento en seis palabras”?
“For sale: baby shoes, never worn”
“Angelic 2 the Core - Radio Edit” lo sobrepasa con creces. Si una cadena de radio en el mundo, una sola, hubiera cometido la barbarie de emitir esto a una audiencia desprevenida, le habría seguido inmediatamente una declaración pública de su director despidiendo a todos los responsables para luego cometer seppuku en antena. Los muertos se contarían por docenas. La cosecha de ese año hubiera venido emponzoñada.
Lo hubiéramos sabido, vamos.
¿Qué han recortado en este edit, pues? Ni más ni menos que un breve diálogo entre Corey y sus Angels en el que el cantante actor tipo este, borracho de ínfulas mesiánicas, les otorga una misión. Por partes.
“Iros pa allá y difundir el amor, la luz y la verdad a todas las personas de la Tierra.”
“Sed muy funkadélicas y rockadélicas a poder ser. Bailad y haced que la gente baile”.
“La más importante. ¿Me estáis escuchando? Jacklyn, mírame cuando te hablo. Angelitas mías, no os olvideis de ponerme muy cachon.. no espera, que me dejo llevar. Quería decir que tenéis que ir a buscar a la detective Jones, que tiene una atracción prohibida, y al detective Howard, que es un poli corrupto seguramente. Es el primer examen. Espera, que empieza la canción… WHOOO! ME AMENAZA UNA SEMILLA OSCUUUURA…”
Lo lógico sería pensar que me lo estoy inventando, y qué más quisiera yo.
No tengo la menor idea de qué va “Angelic 2 the Core”. Desde luego los detectives Jones y Howard no figuran aquí; tal vez sea un trozo de lore que tenga sentido más tarde, o más probablemente una enajenación mental de Feldman. La letra sigue animándonos a agitar el esternón, pero entre medias hay estrofas aterradoramente misóginas y casi más aterradoramente incoherentes sobre “guarrillas calientes que esperemos que no se suiciden” y “rameras cocainómanas que te decapitan”. Si trato de meterme en su mente perversa, imagino que se refiere a que las Angélicas Funkadélicas en su encargo redentor convertirán a estas fulanas peligrosas a la religión del dancing, pero espero que os queden las neuronas suficientes para no tratar de comprender el apabullante sinsentido que acabo de soltar, y que corráis un tupido velo antes de que os alcance mi misma suerte.
Pt. 4 de 22: “4Bidden Attraction”
¿Sabéis? Empiezo a pensar que todo esto ha sido una mala idea.
Esta es Kaya Jones. Hasta donde sabemos Corey Feldman no la ha incluido en sus Angels, pero seguramente se lo haya propuesto al menos ocho veces. Hizo bien en no aceptar, tanto como hizo mal en decir que sí a otra oferta de Feldman casi igual de escabrosa: hacer un feat en este disco. La ex de las Pussycat Dolls y actual…
…actual demente, debe contar lo de cogerle el teléfono a Feldman como uno de los dos mayores errores de su vida, el primero siendo abandonar las Pussycat Dolls para luego comerse media tonelada de heces, arriba o abajo, en su carrera en solitario.
Pero esperad…
“…la detective Jones, que tiene una atracción prohibida…”
“4Bidden Attraction”
¡Es ella! ¡Kaya es la detective Jones! En el contexto de todo este absurdo, que esto haya hecho clic es prácticamente un milagro. Las promesas de un álbum conceptual no habían sido infundadas.
Spotify no pagará nada a sus artistas, pero al menos nos ahorra las intros de Angelic 2 the Core, así que yo diría que las gallinas que entran por las que salen. En esta creo que Feldman eyacula de placer al verla entrar en el estudio.
Sería una pena que alguien con una voz agradable hiciera sentir al pobre Corey agravio comparativo, así que la detective Jones tiene el detalle de ponerse a su nivel, berreando como si ya hubiera cobrado el cheque de tres centavos que le mandaron por esto. En los instantes de mayor afrenta, no hay ningún componente armónico que nos guíe en el beat, así que queda como ejercicio para el oyente detectar quién es el que realmente está cantando fuera de todo tono humano e inhumano.
Pista: son los dos.
“4Bidden Attraction” no sólo no nos da ninguna pista de las labores de Jones como agente de policía, sino que apenas sabemos cuál es su “atracción prohibida”. Sí, queda meridianamente claro que ella y Feldman quieren juntar velcro de manera animal, pero más allá de las leyes de la moral, del buen gusto, y las de Maxwell, ¿qué prohíbe exactamente esta atracción? A mi modo de entender, se están restregando ya mucho y muy seguido, susurrándose al oído, y jugando al Twister sexy, y no ha venido ninguna autoridad para llevárselos, para mi desgracia.
Como bonus, este tema tan profundamente erótico termina con las palabras “toma dos”, y no es difícil creer que sea la primera toma la que acabó formando parte del álbum. Lo que es difícil de creer es que hubiera más, y que fueran peores.
Pt. 5 de 22: “Crossed the Line - 2016 Remix”
Es un atributo bastante habitual de las canciones de Angelic el hacer que pienses que ya deben ir por el minuto diez, o doce, pero mirar el reproductor y ver que llevan cuarenta segundos.
La explicación de esto es física pura: Feldman y cía estaban generando, sin ellos saberlo, una cantidad ingente, galáctica de bazofia en el reducido espacio de su estudio: esto, como toda buena científica sabrá, es caldo de cultivo para la formación de un agujero negro, que impulsó a sus creadores a velocidades muy cercanas a la de la luz.
Lo que a ellos les costó media tarde tonta grabar8, bajo su punto de referencia, es para nosotros una ordalía de días, semanas, meses. Esta review tiene que salir el domingo, pero de hecho se ha puesto a llover y a tronar desde que he empezado a escribir y ahora dudo de que nuestra civilización llegue al domingo.
“Crossed the Line - 2016 Remix” es culpable de más que su parte proporcional en lo que a la creación de esa singularidad cósmica se refiere: un enloquecedor funk-dance-pop-nocturno de Chopin en el que Feldman y Nina Kristin, otrora musa de tales luminarias de lo electrocutre como David Tavaré y co-protagonista de una de las joyas de la filmografía postrera de Feldman, Lucky Fritz9, se turnan para increparnos: “¡has cruzado la línea! ¡has cruzado la línea!”.
Amigos, la línea desapareció hace mucho tiempo. Junto con mi capacidad para sentir alegría.
Pt. 6 de 22: “Bad People”
“Bad People” hace que me cuestione cosas.
Porque es… ¿correcta? ¿pasable? ¿Me atrevería a decir incluso que apañá?
Un segundo.
Lo que me temía.
Pues lo siento por mi derrame cerebral pero “Bad People” es un potaje a lo Prince que chapotea en el racismo casual —único ejemplo de gente mala en el tema: un “brother” “adicto al crack” que le “roba la cartera a punta de navaja” a Corey—, el victimismo agotador, y el exceso de armónica, pero más allá de todo eso no me disgusta. Feldman incluso entona, y se hace tangible que empieza a creérselo más y más conforme avanza, engolando la voz y pavoneándose cual gallo de corral.
Podría vivir con esto.
Aunque igual no con el ictus. No por mucho tiempo, al menos.
Pt. 7 de 22: “Duh!”
“Duh!” viene con videoclip.
“Bad People”, suponiendo que todo esto tiene un hilo argumental y es algo más que el vómito proyectado al éter de un actor trasnochado, culmina con la colisión de un vehículo contra lo que suena como un cubo de basura de dibujos animados; la introducción de “Duh!” nos aclara que aquello fue un acto terrorista perpetrado por el brazo armado de las Corey’s Angels. ¿Con qué objetivo? Que me aspen si lo sé.
Lo que sí sé es que “Duh!”10 es algo más que el séptimo —siete, llevamos siete canciones— tema de Angelic 2 the Core; el término iba a ser toda una imagen de marca para las Angels. En palabras del líder de la organización, DUH significa “done under the halo”, y “si eres parte de las Corey’s Angels, puedes salirte con la tuya hagas lo que hagas si lo haces bajo el auspicio del halo”. Si estas no son las palabras de un aspirante a genocida, yo dimito.
Bueno, el videoclip y a ver si ceno.
“Duh!” es una expresión bastante extrema del odio profundamente arraigado que Corey siente hacia las mujeres, que aquí está personificado —o más bien plastificado— en el pato de goma.
El pato es aquí el instrumento diabólico que utiliza su falsa mujer para llevarle por la calle de la amargura. Son los reproches de Vanessa Marcil, las presumiblemente inventadas infidelidades de Susie Sprague, serán algún día las enfermedades debilitantes de Courtney Mitchell…
Hablemos de Courtney Mitchell11.
Courtney y Corey estuvieron casados hasta 2023, lo que si me salen las cuentas es diez años más de lo que nadie hubiera apostado, y su ruptura fue relativamente amigable. Pero tras esa fachada, no había que rascar demasiado para notar algo bastante… extraño.
Mitchell, aparte de sus labores como esposa y “maingel” —“ángel principal”, que la llamaba Corey, apelativo que obviamente da a entender que hay otras ángeles secundarias a las que se beneficiaba entre tanto— era parte de la banda de las giras de Feldman por lo que entiendo que son los garitos más rutilantes de Dakota del Sur. Lo extenuante de este régimen, y de otros regímenes que seguramente Feldman la obligaba a seguir, no hizo sino agravar su síndrome de fatiga crónica12, obligando a suspender algún que otro concierto para el enorme disgusto de aproximadamente nadie salvo ellos.
Ninguno de los dos se molestó en disimular que su posterior, inevitable separación se debía a que la dolencia de Mitchell le impedía seguir el agotador ritmo impuesto por Feldman13, por mucho que todos los mensajes de ambas partes estuvieran llenos de corazoncitos y besitos y oh qué pena que no podamos estar juntos nunca más.
Un año después, la cosa cambió, en cuanto Mitchell se atrevió a exigir una manutención y el pago de la tarifa del abogado que le llevó el divorcio. Feldman inicialmente se comprometió a enviarle dinero para sus gastos médicos —algo me dice que en el contrato de las Corey’s Angels no se incluía nada de un seguro—, pero no tardó mucho en salirle con un “puf, es que me viene fatal, me he gastado todo en un cañón de humo para el bolo de pasado mañana en Winnebago, Nebraska”. Ella, mientras tanto, hacía lo que podía como camarera en una cafetería tras haber superado el COVID un porrón de veces y haberse quedado totalmente en la estacada.
¿Es Mitchell una santa? Cielos, no: al menos una de las acusaciones que cayó sobre Feldman en 2020 la implica directamente como instigadora de una agresión, inexcusablemente por muchos kilogramos de ketamina que hubiera consumido justo antes14. E incluso si las salvajes estupideces que sueltan Feldman y su representante local del sindicato de actores, sobre que aquellas denuncias no son más que una conspiración por parte de quienes quieren encubrir las prácticas pedófilas del star system, fueran verdad15, eso que afirma Mitchell de que Corey vende Funkos con su cara por un valor de 700000 dólares16 es como mínimo dudoso.
Pero aunque haya aquí dos ratas de dos patas campando a sus anchas, creo que podemos estar de acuerdo en cuál es el roedor con la posición de poder.
No tengo más preguntas, señoría. Volvamos a “Duh!”
Lo dicho, este es un desfile de señoritas bajo la insignia de DUH, esa especie de inmunidad diplomática que te da tener un anillo de espumillón en la cocorota. Corey y sus ángeles se descoyuntan y de vez en cuando se ven interrumpidos por un B-plot en blanco y negro sobre un matrimonio tóxico de los años cincuenta. En el apartado lírico, Corey tiene los santos testículos de intentar convencernos de que son “todas las mujeres” las que le “intentan utilizar”. El mundo al revés. Pero al menos hay baile.
Hablando de baile, más o menos: estoy empezando estos días a jugar al Baldur’s Gate 3, y he de decir que en ocasiones me hace sentir un pelín como enfrentarme al trabajo de Corey Feldman: no entiendo demasiado bien nada de lo que pasa, y cada rincón de lo que veo tira de mi atención en quince direcciones a la vez. En “Duh”, esto sucede con esta línea de la descripción del vídeo.
“The video was choreographed by Corey and B Howards personal dancer (Sir) Romeo”
Y para cuando quiero intentar comprender, sin caer en el enésimo rabbit hole de este artículo, quién narices es Romeo, qué monarca británico lo nombró caballero y por qué, para qué diablos necesitan Corey y B Howard un bailarín personal, si es el de ambos a la vez o si le llaman por separado y si en tal caso realmente es “un bailarín personal”… Corey Scott Feldman empieza a rapear.
COSAS QUE APRENDEMOS DE COREY FELDMAN EN LA SECCIÓN RAP DE “DUH!”
No puedes ser vago.
Le gustan los ángeles. Es su rollo.
Espera… se le ha olvidado… lo que viene a continuación.
No se llama Stacey.
No, no era eso.
Es el mejor rapero de la historia del mundo entero.
Jajajaja, venga ya, ya me acuerdo.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco.
Espera, no.
Uno, dos, tres, cuatro, seis, siete. Ahí lo llevas.
Si no llevara como una losa el peso de… menos de media hora de disco, diría que por fin Corey ha aprendido a burlarse de sí mismo.
Pt. 8 de 22: “Everybody”
¿Recordáis a Doc Ice? Oh, éramos tan jóvenes entonces, cuando le vimos emerger de aquella esquina.
Pues ha vuelto, en forma de collab, y esta vez no está aquí para ser segundo plato de Snoop. No se habrá graduado en la academia de policía como hicieron Jones y Howard, pero al menos tiene un doctorado de alguna cosa. De la rima, por ejemplo.
Aunque a juzgar por lo constreñido de su métrica y la inexistencia de su inspiración, me sería más fácil creer que es doctor en química nuclear. Imagínate ser un auténtico pionero del hip hop; inventar, sin pretenderlo, el concepto mismo de diss track, y acabar escribiendo esto para el maníaco sexual de Corey Feldman.
“Let’s go, let’s go
From NYC to Cairo.
We leaving now, not tomorrow.
I’m leading and you should follow”
Sí, el hip hop de la vieja escuela era más juerguista y guasón que la intrincada poesía callejera que conocemos hoy, pero esto es absolutamente terrible. Tanto que no me extrañaría que lo haya escrito todo Feldman.
¡Siete nombres! ¡Siete! Doc Ice es Fredrick Reeves, y Corey Feldman es Corey Feldman al menos de viernes a lunes, pero el resto…
David Louis Gardia toca la guitarra en esta y “Angelic 2 the Core”. Por lo demás internet no da ninguna pista de su existencia, aunque su nombre es un anagrama de “Sad Girl, Audio Diva”, o sea que podemos dilucidar que se trata de Lana del Rey.
Melissa Baily parece ser una errata y referirse a Melissa Bailey, que se define como “cantante, compositora, activista tecnológica, miembro del comité de votaciones de los Grammy, y Nº 1 en Billboard por encima de Demi Lovato y Lana del Rey”, precisamente. Omite que fue en una lista de éxitos que medía las ventas en exclusiva del glorioso formato del “single físico”, que para 2017 estaba sólo ligeramente menos obsoleto que la frenología, y que fue como artista invitada de un señor uruguayo llamado Juan Cristiani, a quien no tengo el placer de conocer.
Rick Dixon es batería y teclista, o lo fue en las sesiones de grabación de “Everybody”, “Angelic” y “Ascension Millennium”, que probablemente sucedieron más o menos al mismo tiempo.
Thomas Van Musser parece haber compuesto para todos los Black Eyed Peas, juntos y por separado, pero en particular es co-autor de “Pump It”, el hit de esa banda que menos necesitaba escribir nadie porque es virtualmente el “Misirlou” de Dick Dale al 99%.
Michael DeBarge es el cerebro de la trama. Y, me cago en todo, tengo que hablar de Michael DeBarge.
Aunque las lectoras más sagaces lo recordarán de inolvidables papeles televisivos como su giro dramático como “Miembro de secta (sin acreditar)” en Elementary, los matices delicados de su “Viajero en el metro (sin acreditar) en Blue Bloods, su vis cómica como “Turista americano (sin acreditar)” en Madam Secretary y, por supuesto, su triple papel, que eclipsa el de Peter Sellers en Dr. Strangelove, como “Cliente del bar (sin acreditar)”, “Médico de emergencias (sin acreditar)” y “Funcionario judicial (sin acreditar)” en Ley y orden: Unidad de víctimas especiales, en su día a día Michael DeBarge es el humilde fundador de MidtownRadio, una “compañía de entretenimiento diversificada con negocios que van desde sellos discográficos, gestión, promoción y edición”. Un magnate, vamos.
¿A quién maneja? A Corey Feldman, claro.
Pero también a Doc Ice. Y al nativo americano de los Village People17. Y a este tipo que te diría quién es pero realmente no importa.
Y a este otro que… de verdad, nos estamos yendo.
El caso es que elige a sus clientes. Ni bien ni mal, los elige. Y los junta.
Y lo pagamos los demás.
En algún momento “Everybody” termina y somos todas un poquito más viejas.
Pt. 9 de 22: “Lickity Splickity”
“Alright, partner… you know what time it is…”
¿Eh? No sé qué ha sido eso. Ya tengo suficiente con escuchar Angelic 2 the Core como para tener además que escuchar voces misteriosas.
En “Lickity Splickity”, traducción “un periquete”, Feldman vuelve a tirar de Rolodex y da en llamar a Kurupt. Tal vez Doc Ice sea un nombre bastante de nicho incluso en el mundillo del hip hop, pero Kurupt es casi casi de la realeza; después de Snoop Dogg, lo más legit que va a aparecer por aquí.
¿Cómo se conocieron? No importa. Su flow es contundente, paliando las deficiencias de su lírica, que así y todo no llega a los pozos sin fondo de Doc Ice. Pero hace falta algo más que personalidad y mala leche para que pare de preguntarme…
DE. QUÉ. ESTÁIS. HABLANDO.
Tengo lo que parecen quince voces acosando cada ángulo de mi espacio auditivo; en particular hay una serie de ad libs paneados a la izquierda extrema que están a punto de acabar con lo que me queda de cordura, y desde luego el torbellino de non sequiturs de lo que puedo alcanzar a entender no me ayuda a encontrar el equilibrio. Pero intentaré ordenar mis pensamientos.
A ver, Corey hizo una referencia a “lickety splickety” ya en “Angelic 2 the Core”: las ángeles tenían que encontrar a los detectives rapidito18. Pero a juzgar por esta canción, parece que el sentido real de “Lickety Splickety” va mucho más allá. Lo que no sé es a dónde.
Quizá aquí nos iluminen las palabras del sagaz Homer Simpson:
HOMER: “Hay tres formas de hacer las cosas: por las buenas, por las malas… y al estilo de Max Power…”
BART: ¿Eso no es por las malas?
HOMER: Sí, ¡pero más rápido!
(HOMER impacta contra un cactus)
LISA: No está bien ahí ese cactus.
Así que “lickety splickety” es el estilo Feldman. Actuar de forma veloz, honesta, y sin concesiones. Pero ya no tanto tú, sino las esclavas en panties a las que se lo ordenas.
Pt. 10 de 22: “Go 4 It!”
Puedo afirmar, con el corazón en un puño, que estoy profundamente aliviado de haber dicho todo lo que tenía que decir sobre “Go 4 It!”, y que puedo saltar directamente a la siguiente canción.
Pt. 11 de 22: “Test 1”
“THROW YOUR HANDS UP! THROW YOUR HANDS UP!”
¡Otra vez! Sea quien sea el que está gritando en mi cabeza, por favor, que pare.
Volvamos a hacer un pequeño throwback a “Angelic 2 the Core”, que se está revelando como el manifiesto principal de este pedazo de excremento. Allá, Feldman instruía a sus acólitas a lo siguiente: “la cosa más importante por supuesto es que salgáis ahí fuera y reunáis a todas las de vuestro equipo para el Primer Examen”.
Pues bien, ya está aquí. ¿Habéis estudiado?
Decía San Juan de la Cruz que al atardecer de la vida nos examinarán del amor. Pero no dijo nada de que a las 11:23 de la vida iba a llegar Corey Feldman a examinarnos de… El Tiempo.
No, no ese tiempo. El Tiempo. El de los segundos, los minutos, las horas.
Porque Corey Feldman, a los 45 años de edad que tenía por aquel entonces, se ha dado cuenta de una gran verdad.
El Tiempo… pasa.
No por él, claro, que habita en su realidad paralela de Yupi ingiriendo alucinógenos, viviendo la vida de la estrella de rock que le arrebataron a los quince años. Un ejemplo de manual de un trauma que frena el desarrollo emocional de una persona.
Pero sí a su alrededor. Ese chopo de allí que hoy tiene hojas, pues igual mañana no. Ese reloj que ahora da las once va a dar las once y cuarto dentro de un poquito. Esa veinteañera de buen ver con la que me he casado está empezando a tener patas de gallo. Y así todo.
Quizá por eso la reflexión filosófica se la deja al más anónimo de los cuatro MCs que han pasado por Angelic, un tal S.B. que deja el mejor sabor de boca posible para cerrar esta primera mitad del álbum. Puede que porque es un tema con una proporción casi homeopática de Feldman, con un juicioso beat jazzero bastante bien producido, y unos desvaríos experimentales sorprendentemente sutiles. No me malinterpretéis: no es muy allá, pero habiendo sido testigo de auténticos magnicidios, salgo con mi furia aplacada.
Aunque algo insatisfecho. Ya no por la pútrida calidad de casi todo lo que he pasado las últimas horas escuchando.
Sino porque Corey Feldman ha faltado a su juramento.
Dijo querer hacernos bailar. Y yo no lo he hecho.
¿Me hará rockanrolear?
Angelic Rockadelic (2 Rock)
“HANDS UP, NOW HANDS DOWN!”
No te escucho. No insistas.
Las Ángeles funkadélicas han fracasado. Y desde luego terminar el disco 1 con una epopeya jazz-rap, por muy encomiable que fuera, no parece la idea más cabal del mundo.
“THROW YOUR HANDS UP! THROW YOUR HANDS UP!”
¡Ya está bien!
La agenda telefónica de Corey, o de Michael DeBarge, está bien nutrida en el aspecto hip hop, pero ni siquiera el siempre sandunguero Snoop Dogg pasa de intrascendente en su intervención de “Go 4 It!”. Y el resto parecían más bien veteranos del gangsta que tipos que te llevarías a un guateque.
“HANDS UP, NOW HANDS DOWN!”
¡Cállate!
Así que queda la duda: ¿qué nombres nos sorprenderán en el hemisferio guitarrero de Angelic 2 the Core.
¿Qué tipo de contactos tiene Corey Feldman en la constelación del rock?
“THROW YOUR HANDS UP! THROW YOUR HANDS UP!”
¿Quién eres?
“KEEP!”
Oh.
Oh, no.
Pt. 12 de 22: Seamless
ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’
ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’ ROLLIN’
Maldita sea.
Nuestro conteo de palabras ha entrado ya en el terreno de la “noveleta”. No recuerdo cuándo Substack me ha empezado a advertir de esto, pero hace ya varias horas.
Y es ahora, precisamente ahora, el momento que elige Fred Durst para colarse entre las grietas de esta cárcel en la que desde hoy vivo.
Fred Durst, para aquellas personas que se pueden considerar verdaderamente afortunadas de no saber quién es, es el líder de la banda de nu metal Limp Bizkit, algo así como el equivalente musical a marcarse un hidalgo con una botella de Jagermeister. Rock para no pensar, para dejarse llevar por tu simio interior, para hacer headbanging con alevosía; al menos Durst lo habría hecho si no se le hubiera caído la gorra de intentarlo.
Que no os engañen las vibras de padre divorciado que se gasta hoy día —aunque eso sea exactamente lo que es.
Este tío es un marrullero profesional, y si bien su época de relevancia necesitaba del telescopio Hubble para ser vista llegado el año 2016, eso no significa que no copara titulares si le venía en gana. De hecho, un año antes de que Angelic 2 the Core nos mostrara el camino, Fred había vuelto a estar en boca de… los Servicios Secretos ucranianos por haber expresado, por correo certificado y, hasta donde yo sé, sin que nadie le preguntara, que si fuera por él, viviría en Crimea la mitad del año para dedicar los meses de sol a ser propagandista oficial de Putin.
Porque Fred Durst es un reputado director de cine.
Tanto que sus proyectos tienen demasiado nivel como para haber incluido a Corey Feldman jamás en uno de ellos.
Pero aunque Corey Feldman tuviera prohibida la entrada en los sets de Durst, tanto como Durst tenía prohibida la entrada a Donetsk, eso no les impidió conchabarse para grabar “Seamless”, nuestro vórtice a la Rockadelia, sea lo que sea.
A primera vista, las diferencias entre ella y la Funkadelia son más bien escasas, porque “Seamless” suena como una canción leakeada de Jamiroquai que Jay Kay se hubiera arruinado intentando erradicar de la faz del planeta. O al menos lo es hasta que, de golpe y porrazo, con el savoir faire de Doc Ice saliendo de su madriguera, Durst y el chugga chugga marca de la casa arramplan con la paz que habíamos conseguido con tanto esfuerzo, escupiendo palabras como “bojangle” o “pootangle” que creo que son dos enfermedades venéreas hasta entonces desconocidas que le han detectado recientemente.
Tras eso, “Seamless” deambula sin un destino demasiado claro, como una bola de pinball rebotando del funk al metal de churrería al funk otra vez, entre ladridos y arrimadas de paquete constantes, y yo cierro los ojos e intento respirar porque sé que si tengo paciencia, todo pasará. La tortura tendrá un final.
Porque no hay mal que cien años dure.
Pero claramente sí que puede durar cinco minutos y veinticinco segundos.
Cuando terminan, Fred Durst exige volver a grabar otra toma. Corey se niega.
Pt. 13 de 22: Wanna Break Free
Este es Fred Durst ahora.
¿Contentas?
Sé que estamos ya en otra canción, pero Fred Durst, como el herpes, tarda en marcharse de tu cuerpo. Y, también como el herpes, ha decidido entablar una relación duradera con Corey Feldman.
El pasado verano Fred y Corey dieron la vuelta a los Estados Unidos en autobús en una, a todas luces, exitosísima gira llamada Loserville, encabezada por los Bizkit y teloneada, cada noche, por Feldman y su banda.
Ante la pregunta que teníamos todos, “¿por qué?”, Durst responde.
“Soy tan fan de las actuaciones de Corey y de lo que hizo en sus tiempos… Le dije, «tío, tráete aquí a tu banda, expón tu música a este nuevo público». Y si les gusta, pueden buscarle luego y encontrarán Los Goonies, Cuenta conmigo, Jóvenes ocultos, Una chica de ensueño…”
Ese es el end game. Que la generación Z vea Los Goonies.
Nos merecemos todo lo que nos pase.
Volviendo a “Wanna Break Free”, Feldman trae a los penúltimos contertulios de este disparate. Unos viejos conocidos. Porque si pensabas que Angelic 2 the Core es el primer álbum de Corey, te equivocas de medio a medio.
Es el quinto.
Los dos de la derecha fueron lanzamientos coordinados con su banda de entonces, Truth Movement, que son quienes se unen a “Wanna Break Free”. Diecisiete años después, nada menos, de haberlo hecho por vez primera en Still Searching for Soul, representando con diferencia su relación más longeva, y puede que un caso claro de síndrome de Estocolmo.
Eran necesarios sus talentos para este jazz fusión, que encajaría bien en un café chillout de Menorca hasta que nuevamente, y sin preaviso, Corey sufre uno de sus voluntos y, haciendo mano de un riff nada reminiscente del “Raining Blood” de Slayer, se libera de esas malas personas que intentan partirlo en pedazos.
Y tú dejas el latte macchiato que te estabas bebiendo y huyes, despavorido. Quizá hacia el mar.
La agonía de ahogarse lentamente suena dulce en comparación.
Pt. 14 de 22: Negativity
Sí, llevas razón, Corey. Estoy siendo demasiado negativo. Estoy contaminando tu espíritu creativo. Intentaré controlarme.
Este CD-R grabado con el Alcohol 120% es el sencillo de “Negativity”, salido en 2003.
Es decir, que tenía 13 años para cuando Angelic nos sacudió.
Es decir, que si Michael Jackson lo hubiera sabido, habría intentado propasarse con él.
Pero lo que es más relevante, la carátula introduce una nueva figura en nuestro firmamento: la de Howard Rosen, patriarca de “Howiewood”.
Rosen y su agencia ofrecen prestaciones variopintas, y su eslogan es:
“Si no te promocionas, pasa una cosa terrible… ¡Nada!”
Yo le daría otra vuelta.
El caso es que su cantera de clientes, si decidimos creerle, es de lo más suculenta: su página web menciona a Taylor Swift, Coldplay, The Week(e)nd, Alicia Keys, Post Malone, Billie Eilish, Bon Jovi, Janet Jackson, Paramore, Kanye West o Fall Out Boy. No a Corey, claro, qué iba a pintar ahí. Pero esto hace que me pregunte por qué Feldman prescindió de los servicios de Rosen, sobre todo cuando fue para emigrar a las filas de un señor cuyo representado estrella es este menda.
Aunque bueno, sí que algo huele a podrido en Dinamarca cuando, con ese roster, la sección de “Testimonios” de Howard Rosen Promotions luce así.
Miento: justo debajo de la lista de celebrities que tenemos que tragarnos que han trabajado con el ejecutivo, hay una pequeña entrevista descontextualizada a un tal Ron “Kat” Spearman, célebre compositor de un par de temas de new jack swing de los ‘90 que no conoces y que, acorralado por un interlocutor anónimo, se ve obligado a hablar maravillas de Howie:
“Pues le conocí por un amigo común y… *pausa incómoda* Mmm, me ha dado algún buen consejo… Unas cosas claves para hacer con el disco… que aprecio mucho… porque las necesitaba… Así que bien.”
Queda clarinete.
Basta, para terminar, como resumen de la relación de Rosen con Feldman ver dos las fotos de su galería.
Así de sonriente está al lado de un recorte de cartón de Bill Clinton19.
Y así posa con Feldman en modo street.
Juraría que he visto esa misma mirada antes.
Bingo.
Desvío concluido. Volvemos a la autopista Angelic.
“Negativity” es como tener a dos Coreys, los dos Feldman en este caso, uno en cada hombro: el de la derecha cree que es elegante, haciendo su mejor imitación de Nick Hexum, pero todos los aquí presentes reconocemos a un pervertido en cuanto lo vemos entrar por la puerta; el de la izquierda dejó de sentir la mandíbula en 1997, que es precisamente el último año en el que un tema de este palo pudo haber estado vigente. Ambos tienen su momento, y ambos son débiles contra el agua bendita, así que ya sabes lo que tienes que hacer.
Pt. 15 de 22: Ya Got Me
¿No es maravilloso? ¿Que sigamos aquí, descifrando Angelic 2 the Core, descubriendo detalles después de tantas canciones? A mí me lo parece.
Hubo una vez algo que se asemejaba a una historia por alguna parte, aquello de la Corey’s Angels y su cometido de hallar el paradero de un par de detectives y, si les daba tiempo, salvar a la humanidad. Quiero recordar algo así, en una neurona moribunda.
¿Qué fue de aquello? Ahora sólo quedan lágrimas en la lluvia.
“Ya Got Me” no estaría fuera de lugar como theme song de algún anime japonés con tecno-dinosaurios, o tal vez carreras de monster trucks cuyos pilotos tienen una conexión biológica con su vehículo, pero supongo que aquello sería bastante desconcertante hasta para los nipones: pueden pasarte que tu serie provoque ataques epilépticos, ¿pero una canción de Corey Feldman? No te flipes.
Admito que me he tomado un vermú, pero esta es la primera vez en todo Angelic que he bailado un poco. No sé, “Ya Got Me” bombea mi adrenalina, y el hecho de que no tengo la cabeza como para concentrarme en si está insultando a alguna ex posiblemente haga que esté pasando cosas por alto.
Mis defensas están bajo mínimos.
Pt. 16 de 22: Baby Blue Eyes
Ojitos azules de bebé. Está claro a quién le dedica Corey esto, ¿no?
Nop.
Casi, pero tampoco.
Está bien, concedo que podría ser. Pero creo que no.
Sería lo suyo, ¿no? ¿O demasiado obvio?
¿O poco obvio?
Es notable la cantidad de gente con ojos azules que rodea a Corey en este artículo. Quizá todas ellas se dieron por aludidas con “Baby Blue Eyes”, pero ésta iba dirigida sólo a unas pupilas: las de su hijo, Zen.
Así que estamos prevenidos: eso que abre la canción no es un audio de baja fidelidad sacado de una snuff movie, sino los gemidos de un bebé neonato. Y ese “daddy’s here” que susurra sensualmente Corey no es otra insinuación subida de tono de las que hubiera colado en “4Bidden Attraction”, sino que debe ser tomado de forma literal. Tranquilidad.
El heredero de la fortuna de Funkos que Corey subasta en algún portal de la deep web es hoy un joven bien parecido que espero de todo corazón mantenga a raya a la enfermedad mental que viene padeciendo desde hace un par de años20. Pero en 2004, cuando Corey cogió el bolígrafo para derramar estos sentidos versos, era tan solo un infante que, dice la ciencia, tenía altas posibilidades de desarrollar sus melanocitos de forma que perdieran su original color cobalto. Pero qué sería de Corey si no le gustara un poco el riesgo.
Tal es el cariño que le profesa, que aún después del veneno proferido en “Lovin’ Lies” hacia Susie Sprague, la madre de la criatura, aquí tiene el corazón de dedicarle un “I give thanks to my wife for creating a life I'm so grateful to see”.
O eso, o no le dio tiempo en dos años a buscar una frase de reemplazo, que también es posible.
Pt. 17 de 22: 4 My Love
Ahora sí, “4 My Love” tiene que ser para una de sus ahora ex-esposas. Pero teniendo en cuenta la idea tan sui géneris de la cronología que tiene Mr. Feldman, ¿cuál será?
¿Será Susie?
¿O será Courtney?
Es imposible saberlo.
Porque hijo sólo tiene, y seguramente tendrá, uno; pero de media naranja ha ido cambiando como de iPhone. Desde sus tres ex-esposas hasta Drew Barrymore y Alyssa Milano pasando por la actriz para adultos Ginger Lynn, que cuenta esta bella anécdota sobre su pasado con Feldman:
“¡Es un pirado! ¡Está como una regadera, es un mentiroso patológico! Le conocí en un club de la comedia, y nos pusimos a meternos rayas en el baño. Pensé que podíamos pasar el rato, que era de los míos. Me contó que estaba emancipado, pero la única vez que quedamos en su casa fue para escuchar el Dark Side of the Moon de Pink Floyd y esnifar farlopa durante dos días seguidos.
Pero mi historia favorita de Corey es esta: yo era muy amiga del humorista Sam Kinison. Un día actuaba en Las Vegas y me invitó, pero mi abuela estaba en la ciudad, así que intenté excusarme. Pero Sam me insistió, diciéndome que estaría Corey allí. Así que acabamos yo, mi abuela, y Corey Feldman en una limusina a Las Vegas. Corey llevaba con él una cachimba que era la mitad de grande que él, y se empeñó en enseñarle a mi abuela a fumar. Pudieron ventilarse entre mi abuela y él tres o cuatro cachimbas de camino”
¿Veis? No todas las historias de Corey induciendo a mujeres a consumir drogas tienen porque tener un final amargo21.
El caso es que “4 My Love” es como esos cuentos infantiles en los que das el nombre de tu zagala y su color preferido y a los tres días tienes en tu casa Margarita y el unicornio azul, un apasionante relato de superación personalizado. Corey puede decirle a cualquiera de sus ligues que la ha escrito expresamente para ella y jamás se darían cuenta.
Quizá sea eso lo que le haya contado a su novia actual, Adrien.
Wait, ¿quién está agarrando a Corey de la cintura como si fuera la barra del autobús?
Ah, todo OK.
Pt. 18 de 22: We Wanted Change
Por cierto, investigando un poco más a fondo, ciertos números no me cuadraban.
Lo de Ginger Lynn.
Quemémoslo todo y empecemos de cero.
No sé qué me enfurece más, si que el que pregunta parece estar más interesado en el derecho a la intimidad de una pederasta, o que Corey considera que si luego puedes presumir en el recreo del cole, no es tan grave que abusen de ti. Igual si Jon Grissom y los demás hubieran sido pibones no estaríamos aquí. Quizá también aparecerían en los agradecimientos de su autobiografía, como Ginger Lynn, justo antes de Michael J. Fox.
¿Así que, es quizá la única cosa medio honorable sobre Corey Feldman, su activismo anti-pedofilia, una patraña en el mejor de los casos22?
No.
Porque también es animalista. So he’s got that going for him, which is nice.
Pero sí, lo otro sí.
“We Wanted Change”… ¿Acaso importa? Si dijera que es el logro más importante de nuestra especie desde la penicilina, ¿cambiaría algo?
Me miro al espejo y la vuelvo a ver.
Esa mirada.
Ahora vive en mí.
“We Wanted Change” es un corte de swing tradicional con el singular planteamiento de sonar incluso más amateur que el resto, que ya es decir. Pero no se toma nada en serio a sí misma, así que es una sorpresa bienvenida. Ahora mismo todo lo que no me atrape durante dos horas en una espiral de clicks y clicks sin fin me parece “tope guay”, como dice la juventud. Creo.
Pt. 19 de 22: Take a Stand
Ay. Un segundo vídeo en el Today Show.
Esto ya es auténtico vicio por parte de la NBC. No existe la mala publicidad —sé que Howard Rosen estaría de acuerdo conmigo—, así que viendo que “Go 4 It!” se había hecho ridículamente viral, se apresuraron a comprobar si un rayo puede caer dos veces en el mismo sitio.
La conversación previa a la interpretación, con la presentadora Tamron Hall, fue una cosita así:
HALL: Hemos estado leyendo algunos de los tweets que nos llegaron a propósito de tu actuación anterior y son… bueno, horripilantes.
FELDMAN: ¿Chalados?
HALL: Pero lo que la gente no sabe es que también te ha escrito gente como… ¿P!nk?
FELDMAN: P!nk, Ke$ha, Miley Cyrus, Paris Jackson…
HALL: ¿La hija de Michael Jackson se puso en contacto?
FELDMAN: Y es una muchachita encantadora.
HALL: ¿Cuándo te diste cuenta de que debías ignorar todo ese ruido y ser fiel a ti mismo?
FELDMAN: Pues mira, un amigo que ha invertido en mi, Brian McMullen, me llamó por teléfono cuando estaba yo todo deprimido y llorando y me dijo «míralo así: cuando KISS empezaron, cuando empezó Eminem… diantres, cuando empezó Nirvana… todos recibieron odio. Pero luego acabaron convirtiéndose en leyendas». Y llevaba razón. Pero somos artistas, maldita sea. No podemos dejar que el miedo nos paralice.
HALL: ¿Así que vas a salir ahí otra vez?
FELDMAN: ¡Y ESTA CANCIÓN VA POR AMÉRICA, POR CIERTO! ¡POR EL GOBIERNO! ¡POR LA DEMOCRACIA! ¡POR LOS ESTADOS UNIDOS!
Ahí tenéis a un hombre que toma partido.
No sé si la llamada de Paris Jackson fue realmente para pedirle por favor a Feldman que deje de maltratar la iconografía de su progenitor en público, ni si Marshall Matters puede dormir tranquilo desde que Bocazas de Los Goonies se comparara con él y no se lo llevaran en camisa de fuerza al frenopático.
Pero lo que sí sé es que nadie detuvo la catástrofe que se avecinaba en el Today.
Otra vez.
Y oye, este gráfico.
¿Esto lo pondría Corey, no? Porque no me puedo imaginar que un matinal establecido a nivel nacional haga una cosa tan rematadamente cutre.
En fin: “Take a Stand”.
“Take a Stand” mola que te cagas.
Una oda sin parangón al excepcionalismo yanqui, Corey demuestra su comprensión enciclopédica sobre el panorama geopolítico: sabe que hay alguna guerra, y que está muriendo gente. Igual no te sabría decir dónde, pero… ¿han fallecido americanos? Como puede referirse a cualquiera de los enfrentamientos con intervención de los EE.UU. entre 2003 y 2016, no se puede precisar de cuál nos habla, pero lo bueno del belicismo de su nación es que “Take a Stand” no va a pasar de moda jamás.
Así que lo va a pedir por favor, una sola vez: paz y amor.
Si no, va a mandar a las Corey’s Angels.
Y cuando lleguen allí, vais a desear que vuelvan los ataques aéreos con drones.
Las Corey’s Angels están inmensas: los arpeggios a lo midwest emo de Brittany y su SOLO, los demoledores fills de Jaime, el groove de Taeko, la base sólida de Christine, los acordes de la mismísima Courtney que, en el clímax, crean armonías con el resto que no se ejecutan desde Xenakis… Sí, algún fallo les sale, pero logran que apenas me percate de que está ahí Feldman: gruñendo, a mitad de striptease, agitando las barras y estrellas, intentando bailes como éste, que sólo puede explicarse con un haiku:
El ajolote
da brazadas sin miedo
en un barreño.
Al final, Tamron Hall pronuncia las palabras que más temor podían infundirme:
“Si vais a la página del Today Show, Corey Feldman ha escrito un ensayo respondiendo a sus bullies.”
Por supuesto, Tamron. Si total, qué son tres horas más de tiempo perdido.
DISCURSO DE SU MAJESTAD COREY FELDMAN A LOS BULLIES
Axioma 1. Soy artista23.
Corolario A. Como soy artista, desnudo mi corazón y mi alma para expresarme. Mis lágrimas y alegría, mi dolor y mis pesares. Mis mensajes de amor, y esperanza.
Corolario B. Como soy artista, me han hecho bullying, precisamente porque difundo un mensaje de amor.
Corolario C. Como soy artista, me arriesgo creando bailes insólitos, a sabiendas de que puedo darme el batacazo padre.
Corolario D. Como soy artista, me equivoco, y mis críticos lo aprovechan. Pero aún más doloroso es cuando lo clavo, cuando me acuerdo de todo, y luego abro el ordenador y leo comentarios que agujerearían el corazón de cualquiera de ustedes, plebeyos.
Corolario E. Como soy artista, debo mantenerme fuerte. Ir hacia delante. Despellejarme con mis canciones. Pero en el fondo, todo lo que quiero es encontrar mi lugar.
Corolario F: Como soy artista, la ropa que llevo no tiene el menor sentido para vosotras porque no tenéis mi mente creativa. Pero sigo teniéndoos cariño, porque estamos todos conectados. Por mucho que nuestros egos nos intenten engañar.
Corolario G: Como soy artista, hago lo que puedo para entretener a mis semejantes.
No soy mejor que tú. Pero sí soy un artista intrépido, y tú creo que no. Pero soy sólo un hombre. ¿Artista? Sí. Sí, soy artista. Pero sólo un hombre. Un hombre artista.
Se me saltan las lágrimas.
Pt. 20 de 22: Remember 222 (Corey’s Song)
Que si recuerdo el 222, dice.
Recuerdo no tener ni pajolera de qué me estabas hablando cuando en el primer tema, hace varias eras geológicas, mencionabas sin venir a cuento no sé qué del “vigésimo segundo día”.
Pero vamos, que a estas alturas ya lo he buscado en Google, no te molestes.
Después de leer ese speech onanista de arriba, es normal pensar que Feldman ha incluido una canción autofelatoria y le ha puesto su nombre, pero no es así.
Hay dos Coreys.
Dos muchachos que coinciden y descubren que su número de la suerte es el 22.
Casi.
Pero bueno, cuando acabas de conocer a alguien, buscas cualquier resquicio para entablar lazos.
El de Feldman es el 2224. No nos quiere explicar por qué: cuando le han preguntado, sólo ha alcanzado a decir que “su libro tiene 22 capítulos, su disco tiene 22 canciones”, como si eso hubiera sido serendipia numerológica y no la cosa más forzadísima del universo.
El de Haim es, claro, el 222.
Juntos hicieron de todo, qué os voy a contar. Y tampoco me voy a cebar con un in memoriam, que no soy de piedra. Llega demasiado tarde para ser la sintonía de The Two Coreys, que hubiera sido su sitio ideal, y abusa levemente de los samples de antiguas pelis del dúo, pero es bastante sincero.
Pt. 21 de 22: Mercy
De… Detective Howard.
¿Eres tú?
Brandon Howard. Vaya maromo.
A estas alturas pensaba que nunca íbamos a conocer su destino. Que todo lo sentado allá por las tierras del Funkadelic iba a haber sido en balde. No sabéis lo mucho que me regocija saber que no es así.
Bien, bien, bien. ¿Qué sabemos de Howard? Se juntaba con malas compañías, y las Corey’s Angels no tenían por qué tener misericordia con él. Es un desalmado, un rebelde, un malote de los de verdad; quizá el mal mismo, encarnado, aglutinado en un rival digno para el virtuoso Corey.
Porque si Feldman lo ha reservado para el final, es que se nos presenta una batalla épica, bíblica si cabe. Una en la que todas las vertientes de las religiones abrahámicas, esas que llevan peleándose entre sí dos milenios, por fin unirán fuerzas contra un enemigo común.
Corey is Ozymandias, king of kings.
Y si tenemos suerte, si imperan las fuerzas de la justicia, de la caridad, del amor, sobre aquellas de la iniquidad, el rencor, el odio; si se erige vencedora la esperanza, y no el miedo; si prevalece Corey, y no Howard…
El resultado debería ser algo parecido a esto:
Querría hacerlo más grande, pero supongo que Substack está de parte del Anticristo.
¿Dónde está tú héroe ahora, eh? Ya lo ves, crucificado en una estrella de David, aniquilado por las fuerzas conjuntas de la misericordia, a saber:
Un fragmento del nombre de Alá dado la vuelta, que francamente han decapitado a gente por menos.
El lobby genderfluid.
Los farmacéuticos. Todos.
La media luna; el Islam haciendo trabajo doble.
El espíritu de los Hanukkahs pasados.
No, ya hablando en serio. Corey, Corey, Corey.
¿Qué carámbanos?
Al cuerno la canción —que es un gospel Broadwayesco bastante válido, si acaso algo repetitivo, e igual lo mejor de Angelic. Lo que tiene rodearse de gente competente y no cantar mucho.
¿Qué pasa por tu cabeza? ¿Es este el plan para resolver el perenne choque palestino-israelí, ofender todas sus sensibilidades a la vez para que apunten las armas contra ti?
¿Y por qué B. Howard? ¿Qué tiene este muchacho de singular para jugar aquí el papel de nuevo Hijo de Dios? ¿De carne de su carne?
Eh… espera.
Ja, ja, ja, ja.
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
Pt. 22 de 22: Closing Skit (Welcome Home Angels)
Y una mierda.
Pt. ∞ de ∞: Working Class Hero
Esto no tiene final. Legaré este artículo a los nietos de las nietas de los nietos de mis nietas, que seguirán añadiendo texto, y texto, y texto, hasta que recoja todo lo pasado, todo lo sucedido; hasta que adelante al presente y no le quede más remedio que profetizar el futuro.
¡Permaneced atentos a actualizaciones sobre el DÍA DE VUESTRA MUERTE!
Ya no está en Spotify, porque los albaceas de John Lennon tienen más aprecio a su ancestro que los de Michael Jackson, por ejemplo, pero Angelic 2 the Core, en su concepción original, se cerraba con el alarde definitivo de megalomanía mal enfocada de Corey Feldman.
Una cover del “Working Class Hero”.
Con pequeñas mutilaciones a la letra del Beatle, que para eso es Feldman un artista.
¡Veamos cuales!
“As soon as you’re born” → “From the moment you’re born”
Esta es la más injustificable. ¿Qué aporta el cambio? ¡Nada! ¡NADA! ¡QUE ALGUIEN ME LO EXPLIQUE!
“Till you’re so fucking crazy” → “Till your mind is so bent”
Corey puede ser un bicho infecto, pero tiene sus límites. Decir palabrotas es uno de ellos.
“But you’re still fucking peasants” → “But you’re all still my peasants”
No, si ya sabía yo que Feldman iba a resultar ser un señor feudal del siglo XIV.
“When they’ve tortured and scared you for twenty-odd years”, y el resto de esa estrofa, la pasa a primera persona del singular, y hace algún ajuste menor.
Que no pasen treinta segundos sin que Corey Feldman hable de sí mismo.
Mira, caretas fuera: la de Lennon era ya soporífera, pero en manos de Feldman es el despropósito de los despropósitos.
Y yo lo prometo: quiero ser benevolente, comprensivo, entender que aquí la vuelta de tuerca es que Corey, el eterno teenager, nunca pudo elegir ser clase obrera. Que empezó a ganar pasta a volquetes con los dientes de leche, y que las penurias a las que le sometió una gentuza, esas que le han dejado tocado del ala, quizá le hayan implantado dentro el comecome de qué hubiera sido de él si hubiera podido tener una crianza normal.
Quiero querer a Corey Feldman. Creer que, en el fondo, es un buen tipo. Uno con un corazón puro. Un ser celestial. Angelical hasta la médula.
Pero claro, habría que enterrar —y excusar— mucha, pero que mucha mugre. Y ahora mismo, tras este repaso excesivamente exhaustivo a su figura, y sabiendo lo que ahora sé, no estoy dispuesto.
Figura… figura… ¡Ah sí! ¡Los Funkos!
Tienes este pack de dos por $160, que yo lo veo un caramelito; si Courtney estaba en lo cierto con lo de los 700k de ingresos con los cabezones, eso significaría que ha colocado como nueve mil de estos por alguna parte. ¿Cuántos le quedarán? ¿Subastarán en ¿Quién da más? algún día un depósito de almacenaje rebosante de muñequitos de Corey Feldman? ¿Y lo comprará Brandi, o tal vez Darrell?
¿Habrá, algún día no muy lejano, un Corey Feldman en cada hogar estadounidense, entre la escopeta Winchester y la botella de zarzaparrilla?
Supongo que no.
Epílogo
El final de Angelic 2 the Core no tiene muchos fuegos artificiales.
San Pedro recibe a unas Corey’s Angels que han estado totalmente desaparecidas en un Angelic Rockadelic casi idéntico, salvo por Fred Durst, al Angelic Funkadelic y, mientras tararea “Ascension Millennium”, se marcha.
Apaga la luz. Cierra con llave. Y a dormir.
Y así, no sé cuantas mil palabras después, la experiencia Angelic se desvanece. Justo cuando estaba perdiendo la fe.
He escrito más sobre Corey Feldman que sobre ningún otro humano, vivo o muerto. Incluso más que sobre Juan Camus. Y bien, ¿a qué conclusión he llegado?
¿Es Corey Feldman un pirado integral?
Sí.
¿Un ser de lo más reprobable?
Sí.
¿Un inepto para todo lo relacionado con la música?
No sé si todo todo, pero su paladar es sin duda objetable.
¿Es culpable la maquinaria del show business de casi todos los impredecibles bandazos que hemos presenciado aquí?
No te quepa la menor duda.
¿Debería Corey Feldman aún así sentarse un día a hacer una chispa de autocrítica y mirarse lo de sus manías persecutorias?
Sí.
¿Y lo de su ego desmedido?
Sí.
¿Y lo de su manipulación a las mujeres?
Sí.
Pero, con todo, he de reconocerle una cosa.
Algo en lo que sí ha sobresalido, algo de lo que debería estar orgulloso por los siglos de los siglos.
Y es que… aunque me duela en el alma decirlo…
Corey Feldman es la maldita mejor foca furra que he visto en mi vida.
El Hércules de la crítica, dice mi tarjeta de visita.
Qué molesto que tenga que romper la simetría porque la frase “es 2000” no tiene ningún sentido.
Que no querría yo desbarrar, jamás, el artículo principal, ¿pero recordáis aquella aberración del “grab them by the pussy” de Donald Trump? Se lo estaba contando a Billy Bush. El tipo tuvo que dimitir del Today; al otro dicen que lo han visto por la Casa Blanca buscando a su papaíto.
Vivir bajo una nube de porros tiene sus consecuencias, aunque no las que el Ministerio de Sanidad quieren que creas.
Ojalá pudiera dedicar el resto del artículo a intentar encontrarlo.
Pero es difícil.
Una búsqueda inversa me lleva a esta foto. ¿Puede ser él?
Desde luego, esa conspicua trenza con dos borlas como un árbol de Navidad solo puede pertenecer a una persona.
Sabiendo que aquí Snoop estaba en la premiere de Takers, es de recibo que este caballero de aquí sea nuestro hombre con poderosas entradas en el cuero cabelludo.
Un guardaespaldas de Snoop, pues, o alguien de su séquito en cualquier caso. Aquí, de gala, en una convención benéfica de un hospital universitario en Los Angeles.
Pero espera, ¿es éste también él?
Tal vez sea el Mocito Feliz de Hollywood, tal vez le esté sacando una foto al paparazzi de turno para partirle las piernas más tarde. Llegados a este punto, juzguen ustedes mismos. La verdad está ahí fuera. Aunque merece la pena apuntar que no consigo ver ninguna foto de este hombre posterior a 2014, que casualmente coincide con la fecha de una demanda judicial, la enésima de este artículo, de tres antiguos guardaespaldas hacia Snoop Dogg y su management, por incumplimiento en general de las leyes de trabajo.
Más tarde denunciaría a los comercializadores de la bebida, Pabst, por no darle un porcentaje de la venta de la compañía. Hasta aquí llegan mis dotes investigadoras. Apenas se nota que quiero postergar la escucha de Angelic lo más posible.
Igual se toma demasiado a pecho lo de imitar a Michael Jackson en según qué cosas.
Acumulada, se supone que tardaron toda una década en hacerlo, pero imagino que serían ratos de diez minutos separados entre sí seis meses.
“Tras ser golpeado por un rayo por tercera vez, un tímido paleto descubre que todo el que se cruza con él lo encuentra irresistible”.
“Cinco estrellas” — Cinemanía.
“La película de la que todo el mundo habla” — Fotogramas.
“Extraña y sorprendentemente homófoba” — Uno en Letterboxd.
He leído en alguna parte que Corey Feldman se autoproclama el inventor de la expresión “duh”, que quiere decir “pues claro, imbécil”, pero ahora no consigo encontrar la fuente de aquello. Aunque a estas alturas os creeréis todo lo que os cuente de este individuo.
Hoy no ceno.
Lo que hace más hilarante que más tarde Corey le deseara una “recuperación rápida”. Es que te tienes que tronchar.
Ya no sólo lo de las giras, sino como más tarde confirmaría Courtney Mitchell, lo de consumir containers enteros de drogas cada fin de semana. O sea, que lo de los demonios conquistados de antes es cada vez más y más insostenible.
Si bien admito que me escama que la voz de alarma la diera Mindy Robinson, otra ex-amiga más de Feldman que ha sucumbido a los tentáculos de la ultraderecha, aunque ella prefiere definirse como “periodista independiente” y “libertaria”. Así que si os quedáis más a gusto, podéis añadir el adverbio “presuntamente” a todo lo que he dicho hasta el momento.
Aunque es verdad que un poco cara de Funko tiene, así que igual sería el primer moñeco de esos que se parece a lo que tiene que parecerse.
Que tiene de nativo americano lo mismo que Kaya Jones.
En realidad, en aquel tema dice “lickety-splicky”, pero es normal que de tres años en tres años se te olvide hasta tu nombre.
Que, cómo no, pretende hacernos tragar que es el Bill Clinton de verdad.
Corey compartió hace poco en su Instagram que Zen está luchando contra algún tipo de trastorno, según Feldman, debido a una “medicina veneno” indeterminada que le induce a episodios psicóticos. Así que mucho ánimo, pobre.
En otro orden de cosas, Corey y la madre de Zen, Susie, parecen estar bastante reconciliados porque hicieron, hace cosa de una semana, un directo en Xitter un poco queriendo devolverle el golpe a los haters abusones que han publicado cosas despreciables sobre su hijo.
Pero Corey decide pasar los primeros ocho minutos despotricando él solo, comprensiblemente enfadado con otros haters diferentes que la han tomado con él… y con su actual pareja.
Susie no habla en ningún momento hasta que Corey menciona a ésta y su “increíble, increíble talento como cantante y compositora”, momento en el que mira al infinito y decide corroborarlo: “puedo dar fe de ello, tiene una gran voz”. No me decido entre si es tierno o infinitamente incómodo.
Hola, soy el yo de dentro de seis párrafos: lo siento muchísimo.
Me explico, pero creo que se ve por dónde voy.
Corey es votante del partido Demócrata, quiero creer que hasta el día de hoy por muchas vueltas que le dé al asunto. Dicho esto:
¿Por qué hay tantas personas del círculo de Feldman que se vuelven de la cuerda ultraderechista, cuando no directamente entran como miembros del gabinete de Trump?
¿Por qué ha sido una táctica depurada por estos fantoches durante décadas la de tratar de disimular su inmunda homofobia, transfobia, etc. tras la máscara de “queremos proteger a los niños”?
¿Por qué…?
¿Por…
..qué…?
Le tienen exactamente dónde quieren.
Aunque en realidad basta ver lo rápido que mira hacia otro lado cuando es un amiguete como Michael Jackson el que está siendo investigado por abusos a menores para saber que realmente el tema le importa un carajo.
Negamos la mayor.