Las 250 de Quixote, Parte IV
Cuatro partes van ya de lista, y gente variopinta como Kate Bush, Whitesnake o Marina se unen al elenco estelar.
250-241 * 240-231 * 230-221 * 220-211 * 210-201
200-191 * 190-181 * 180-171 * 170-161 * 160-151
150-141 * 140-131 * 130-121 * 120-111 * 110-101
100-91 * 90-81 * 80-71 * 70-61 * 60-51
50-41 * 40-31 * 30-21 * 20-11 * 10-1
220. Ambrosia, How Much I Feel
Pocos géneros hay tan escudriñados como el "yacht rock", ese esqueje de pop californiano elegante que a menudo se ha asociado a yuppies blancos con ciertas probabilidades de ser asesinos en serie; no se me ocurre otra variante musical que tenga un podcast con comité de expertos dedicado a decidir qué es yacht y qué no lo es. A Ambrosia siempre se les ha asociado al movimiento, y no es de extrañar: sus suaves baladas de piano, con esa producción de altísima fidelidad dando empaque a la sedosa voz de David Pack y los afilados platillos de Burleigh Drummond, son perfectas para darse una vueltecita por la Riviera Francesa, o el Manzanares, lo que esté más cerca. "How Much I Feel" es una masterclass de esta olvidada banda que tenía dominadísimo el tema de la generación de serotonina, al menos en mi caso. Pocos grupos tienen un nombre tan apropiado.
El momento: El yacht rock siempre lo cantan hombres arrepentidos para los que ya es demasiado tarde, y qué mejor encapsulación que ese "and you try to make amends / but you're better off as friends". Tranquilo David, lo superarás.
219. The Pointer Sisters, I'm So Excited
Me resulta muy extraño pensar en "I'm So Excited" como "canción", una que ocupe un espacio más en la constelación musical de la humanidad. Es un artefacto utilitario, en este caso uno con el solo propósito de hacerte mover los pies y abandonar por un breve lapso de tiempo tu cuerpo al son del boogie. Mi idilio con este tema comenzó en el peor de los contextos, que es yo escuchando música en la cama a oscuras, con bastante poca intención de "perder el control". Pero a las Pointer Sisters no les podría importar menos dónde estés o qué hagas: en ningún momento dejan opción a permanecer quieto ante la avalancha de ritmo que suscitan. A estas alturas, poner "I'm So Excited" es sinónimo de desparrame; como diría un Borg, resistirse es inútil.
El momento: Tras tres minutos sin un instante de tregua, aparece el breakdown de la versión extendida, en el que la canción se destruye para volverse a reconstruir instrumento a instrumento, hook a hook. A los DJs de la época se les debían hacer los ojos chiribitas.
218. Kate Bush, Wuthering Heights
Hay que estar hecha de otra pasta para, habiendo raspado apenas la mayoría de edad, aparecer en el panorama con una pieza tan bizarra, propulsada por una voz tan singular, como lo es "Wuthering Heights": ecos orientales, una evolución armónica impredecible, y un libro victoriano tuvieron la culpa de que Kate Bush se convirtiera en la embajadora del pop sin complejos, de una vanguardia que ha influido en todas las generaciones de compositoras que vinieron a continuación. Aquí empezó todo, en esta cumbre borrascosa cuya niebla es despejada por el piano y las palabras de Bush, espectral como nunca, rogando por el amor de su Heathcliff desde más allá de la tumba en uno de los estribillos más inolvidables1 de la historia. Kate Bush aparecerá unas cuantas veces en la lista, pero qué mejor manera de inaugurar su cuenta en el marcador con la canción que mejor la representa, ahora y siempre.
El momento: La manera en la que Bush interpreta ese "you know it's me, Cathyyyy" es sobrecogedora y kitsch a un tiempo, dos adjetivos que definen bastante "Wuthering Heights" en conjunto.
217. The Triffids, Unmade Love
Hay algo eminentemente australiano en los Triffids, como si una música tan pantanosa y cinematográfica sólo pudiera venir del subcontinente de los forajidos. La arena del outback corre por las venas de la obra de David McComb, y en ningún sitio como en "Unmade Love", que se aleja de la vertiente más jangle de otros temas para someternos a una descarga eléctrica. El bajo más que profundo es abisal, un latido en el desierto que llega acompañado de tormentas de guitarra y órgano. McComb está insinuante, haciéndose gigante o susurrándonos propuestas libidinosas a la oreja, según se tercie. Junto con titanes como los Go-Betweens, los Midnight Oil o The Church, pertenecen a una irrepetible generación de bandas que se encargaron de poner banda sonora a Australia en los años ochenta. Todo un hervidero del rock que merece la pena explorar.
El momento: Los primeros segundos, con la arrolladora guitarra de McComb electrocutando tus tímpanos. Vaya toque de atención.
216. Prefab Sprout, Desire As
Steve McQueen es un álbum absurdo: hay seis canciones de su tracklist en estas 250, ninguno más se le acerca en absoluto. Paddy McAloon y sus Prefab Sprout capturaron un sonido muy concreto, un pop maduro y sofisticado, literario pero amable, plagado de acordes que salen como un conejo de una chistera y de momentos de éxtasis y de agonía. McAloon tiene un sexto sentido para ponerle letra a los instintos más primarios de la especie humana; de ahí "Desire As", que es menos una canción que un monólogo interno, un autoengaño obsesivo de alguien traicionado buscando justificar su rencor y fracasando2. La estructura es casi escheriana, con frases que se repiten, secciones que evolucionan y se completan las unas a las otras, voces que entran y salen, hasta resquebrajar la psique de nuestro pobre protagonista... Rematadamente simple y ridículamente compleja, como sólo puede ser la obra de un genio.
El momento: La revelación a coro de ese "and all I ever want to be is FAAAAAAR / FROM THE EEEYES THAT AAAASK ME". El núcleo emocional de todo el tema.
215. Naked Eyes, No Flowers Please
No sé qué tiene el formato dúo que se adecúa como un guante al género del synthpop: de Pet Shop Boys a Fangoria, pasando por Modern Talking y The Knife, se ve que lo de ver a una persona detrás de una muralla de sintetizadores mientras otra canta y hace lo que puede para rellenar el escenario con movimientos a menudo desaconsejables es algo que funciona. Naked Eyes no son la dupla más recordada, pero sí que puede ser mi favorita al menos en términos proporcionales a lo escaso de su rendimiento. "No Flowers Please" es prueba de que Byrne y Fisher eran capaces de insuflar un alma especial a una década tan frívola, un tema sin grandes derroches pero también sin fisuras, sustentado en una base instrumental en la que perderse y un estribillo que es un magnético lamento. Yo aquí hago caso omiso a su súplica y les tiro todas las flores que hagan falta.
El momento: Es un bloque de titanio indisoluble, pero si hay que destacar algo concreto el escueto break instrumental con los golpes orquestales y esa especie de marimba submarina es delicioso.
214. Katie Pruitt, Expectations
Katie Pruitt es la única artista de todo este tinglado que es más joven que yo, lo cual no sé si habla bien de ella, mal de mí, o las dos cosas. El caso es que su particular aproximación al pop con germen country suena de todo menos contemporánea: hay rastros de Fleetwood Mac por cada rincón3. "Expectations" se mueve como una brisa melancólica por las inseguridades de una vida adulta a estrenar, una que nadie nos enseña a recorrer, y cuyos meandros nunca podremos predecir del todo. Pruitt va descubriendo certezas, ganando aplomo a medida que la canción progresa, de manera imperceptible pero real, despejando dudas hasta que sólo queda una pregunta pendiente: ¿PARA CUANDO EL SEGUNDO DISCO, KATIE?
El momento: El refrain de la coda, rezumando rimas internas que harían enorgullecerse a Eminem4 mientras Pruitt se libera de sus cadenas.
213. Whitesnake, Is This Love
Al ojo inexperto le sería fácil identificar a Whitesnake como otra banda más de esta oleada glam ochentera, plagada de peinados inefables y mujeres despampanantemente espatarradas sobre el capó de un coche de gama media-alta. Y sí, literalmente, pero no hay que olvidar que Coverdale y sus muchachos tenían sus orígenes en el blues rock británico, por mucho que power ballads exageradas como "Is This Love" intenten difuminar su procedencia. Es un clásico de una épica tal que es capaz de evadir los casposos tropos de su género, tal vez porque se compuso pensando en que la cantara Tina Turner: en retrospectiva, hubiera sido fantástico, pero ver a unos melenas acostumbrados a todo tipo de excesos dar un paso atrás y abrir en su corazoncito una puerta a la incertidumbre adolescente siempre tendrá un encanto especial.
El momento: El destello de brillantez que es retrasar el estribillo un compás sólo para que Coverdale pueda desgañitarse: "SO I CAN HOOOLD YOU IN MY AAAAARMS".
212. Suzanne Vega, Left of Center
La abanderada de las inadaptadas por antonomasia, Suzanne Vega tuvo la valentía no solamente de exponer realidades crudas5 si no también de poner al descubierto sus propias fobias. Eso sucede en "Left of Center", que pese a paradójicamente formar parte de la banda sonora de un megaéxito como La chica de rosa, nos muestra a alguien que prefiere alejarse de los focos tanto como sea posible. Una observadora de la condición humana como pocas ha habido en el pop, y acompañada por el sensacional Joe Jackson al piano, Vega se hace preguntas desde los márgenes: ¿Quién soy? ¿Quién eres? ¿Hay alguna diferencia? Para todas aquellas personas que hemos pasado momentos de alienación, es un alivio saber que no estamos solas, aunque sea en espíritu.
El momento: Los breves pasajes instrumentales entre estrofa y estrofa, con concisos solos de guitarra o piano, unas fabulosas florituras. Y ese bajo, madre mía.
211. Marina, Froot
Si queremos ser responsables con nuestra huella de carbono, siempre se aconseja consumir fruta de temporada, que favorece la producción local y reduce las emisiones derivadas del transporte masivo. Por suerte, la temporada de Marina Diamandis dura los doce meses del año, ¡sin impacto negativo alguno! "Froot" es un delirio, dulce y fresco cual papaya: un tema de pop sintético de cinco minutos y medio podría acabar siendo cargante, pero Marina nunca permanece tanto tiempo en una idea melódica como para aburrir al personal; antes de llegar al estribillo hay cuatro ganchos totalmente diferentes6 antes de desembocar en el jugoso mordisco final. La gente de Zumosol está perdiendo dinero no haciendo este tema el jingle de todas sus campañas.
El momento: Es todo un despiporre, así que cuando Marina echa el freno en el puente para crear anticipación el clímax es aún más dulce: "yeah, they're HEAVYYYYYY".
E irreplicables. Kate Bush hay y habrá una.
"I've got six things on my mind... you're no longer one of them", claro, me lo creo
De entrada, el bucle interminable de Fa mayor / Sol mayor hace inevitable el acordarse de "Dreams", y no es ni de lejos lo único que nos lleva a ella.
"I hate it / so frustratin' / the weight of expectations bringing me down”.
Del cántico de patio de recreo inicial a ese "come on fill your cup UP!", que invita al descoyunte cervical a lo Raffaella Carrà.