Las 250 de Quixote, Parte XVI
Entramos en las 100 finales con una nueva decena llena de bops como un castillo: sombreros estúpidos, tardes de verano, subculturas de Internet, y un par de viejos conocidos de esta lista.
250-241 * 240-231 * 230-221 * 220-211 * 210-201
200-191 * 190-181 * 180-171 * 170-161 * 160-151
150-141 * 140-131 * 130-121 * 120-111 * 110-101
100-91 * 90-81 * 80-71 * 70-61 * 60-51
50-41 * 40-31 * 30-21 * 20-11 * 10-1
100. Mitski, Nobody
¿Quién necesita amigos, parejas, familiares, vecinos? Sí, supongo que satisfacer las necesidades sociales básicas es importante, pero lo que la pirámide de Maslow no te cuenta es que la soledad puede desembocar en delirios tan divertidísimos como “Nobody”. Mitski comienza en una enlutada clausura, asomándose a la empinada pendiente de la extinción humana; en lugar de deprimirse, esa negrura se convierte en la liberadora oscuridad de la pista de baile. A partir de ahí, el cielo es el límite: platillos que echan humo, guitarras sincopadas, palmadas y el estribillo de una palabra más contagioso desde “Lithium”. En los tiempos de la alienación tecnológica, montarte la fiesta por su cuenta es casi una obligación, y “Nobody” mejor que prácticamente cualquier compañía.
El momento: Los reprises modulados de la coda, en los que abandonamos nuestra forma terrenal para hacernos uno con la melancolía.
99. Prefab Sprout, When Love Breaks Down
Y una vez más, confiamos en Paddy McAloon, el perenne alquimista de la melodía, para que saque su alambique y transmute el amor en moléculas más simples de dolor y arrepentimiento. “When Love Breaks Down” es una observación de reacciones, de fuerzas entre cuerpos separados y juntos, de cómo el tiempo ejerce su inmutable efecto sobre el romance, de cómo brotan espontáneamente las mentiras. Es un bizcocho liviano y dulcísimo cuyo sabor amargo sólo se hace evidente una vez empiezas a tragar, pero que pronto se convierte en la única razón por la que sigues comiendo. Steve McQueen está lleno de esos manjares —y es que aún no hemos terminado con él en esta lista— pero la delicadeza de éste, tan vaporoso, tan etéreo, no encuentra rival ni dentro ni fuera de ese álbum.
El momento: Envolvernos en esa mágica niebla para luego aterrizarnos con ese directo al hígado que es el “when love breaks down / we join the wrecks / who leave their hearts for easy sex” es una maniobra de genio, cómo no.
98. New Radicals, You Get What You Give
¿Qué nos dieron, exactamente, los New Radicals? Apenas una fugaz aparición en nuestras vidas, la de un único álbum con sus singles de rigor; una canción que convirtió a Adam Levine en un tipo casi soportable, un sombrero de pescador absolutamente ridículo… y “You Get What You Give”1, en la que aprovecharon esos quince minutos de fama para arrojar un cóctel Molotov sobre el mero concepto de ser celebrity. ¿Cómo? Haciendo apología de lo real: la amistad, la resistencia, y —cómo no—, la música. Una receta sencilla con la que les salió uno de los hits más inspiradores que escucharás jamás; ponme esto antes de la San Silvestre Vallecana y la gano, maldita sea2. Y una vez el planeta retiró la señal con la cara de Gregg Alexander proyectada en el cielo nocturno, nuestros héroes se hicieron uno con las sombras3. No sé qué hicimos para mereceros.
El momento: Normalmente no me tomo la molestia de poner letras como citas en bloque pero si algo lo merece, es esto:
Don’t let go
I feel the music in you
yoou, eugh, euuuughhhhh
FLYYYYYYY HIIIIGH
HIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIGHHH
WHAT’S REEEEEAAAAAAAAAAAAAAAAAAL
CAAAN’T
DIEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEGH
A veces siento que es el mejor momento de la historia del pop.
97. Kitty, Last Minute
Kitty es una musa primigenia del Internet social, una deidad de Tumblr que hizo sus primeros pinitos con algún corte de hip hop amateur tirando a vergonzante pero que, con las gafas del ahora, sonaba absolutamente profético. Unos años de maduración dieron como fruto el EP Frostbite, y con él esta gloria bendita llamada “Last Minute”: si las buenas gentes de PC Music hubieran conservado su energía kawaii pero habiendo nacido en Florida —y por tanto, tomando oxicodona en lugar de anfetas— quizá hubieran parido algo como esto, un house que no llega a ser del cielo ni de la tierra, en el que las inseguridades que normalmente quedarían confinadas a un diario empiezan a arremolinarse, insufladas por el flow nervioso de Kitty, aupadas por esos etéreos sintetizadores, y a formar un ciclón capaz de tragarse a un planeta. Yo me dejaría llevar por él a donde fuera.
El momento: Soy un tipo sencillo: en cuando me das un bombo a negras y el rap más extrañamente cool del universo, desapegado pero conversacional, me tienes ganado.
96. The Lotus Eaters, The First Picture of You
Quién mejor que los propios Lotus Eaters, ese dúo half-hit wonder de Liverpool, para describir este tema a la perfección: “The First Picture of You” suena, ni más ni menos, a la primera imagen del verano: hierba recién segada, nubes como gasas de algodón, cigarras, un rayo de sol colándose por las rendijas de la persiana. Sensaciones tangibles, pero que cobran un cariz espiritual en la quebradiza voz de Peter Coyle, que canta como si no quisiera despertarnos de nuestro trance, ni tapar los “gritos de alegría de las flores”. Nada evoca la “anemoia”, esa nostalgia por un lugar en el que nunca has estado, como el eco de su piano, o las gotas de miel de su guitarra. Una sensación más: “First Picture” es como notar el frescor en el cogote tras darle la vuelta a la almohada en una noche calurosa. Un placer breve, pero inmenso.
El momento: El estribillo es de lo más jubiloso y reconstituyente que hay en el universo. Lo repiten ocho veces, pero ojalá fueran ochenta.
95. Carly Rae Jepsen, Run Away With Me
No me apasiona repetirme, pero perdonadme si estoy ligeramente orgulloso de lo que escribí sobre este puntal del E·MO·TION, el álbum pop del milenio poco más o menos, como para citarme a mí mismo: «”Run Away With Me” busca la gesta, la remontada en el descuento, un último arreón para robar el corazón que se te ha resistido durante tanto tiempo, sin caretas, sin casco, sin colchoneta». Es puro Jepsen: esa chica sencilla, tu amiga y vecina, torpe pero adorable4, jugando la carta del numerito triunfal como ultimátum. Y lo peor es que sabemos que es pura fantasía, que es el montaje hollywoodiense de algo que sólo sucede en su cabeza, pero así y todo, ese conato de victoria es auténticamente apoteósico. Sólo Carly puede hacer de algo tan ñoño una cosa trascendental.
El momento: Me tatuaría el golpe de caja que suena a látigo estallando contra un globo antes de cada “Baby! Take me to the feeling!”.
94. Erasure, A Little Respect
Cuesta imaginarse a Vince Clarke en Depeche Mode, un golden retriever entre dobermans, un tipo que sólo quería alegrarle el rato al personal y no darles la bienvenida a un cuarto oscuro. Encontró en Alison Moyet y Yazoo un alma afín que calentara con su soul la gélida electrónica que él proveía, pero fue en Erasure donde su proyecto musical cobró sentido. Más discotequero que nunca, y acompañado por la sensacional voz de Andy Bell5, por fin recibió eso que siempre había estado buscando: un poco de respeto. “A Little Respect” es jolgorio puro desde el ostinato de piano inicial, un single eufórico y discotequero que pone un broche de cuento de hadas al synthpop en la década de los ochenta: pronto el dance de rave arramplaría con todo, pero siempre nos quedarán estos tres minutos mágicos.
El momento: “Oh, baaaby, pleaaaaaaaase” —pero cómo no vas a hacer caso al pobre chaval, con el falsete que tiene.
93. Ariana Grande, Into You
Ariana Grande se apoderó del trono de “diva del momento” a mediados de la pasada década, con una sarta de álbumes —Dangerous Woman, Sweetener, Thank U, Next— que la encumbraron a una posición donde, siendo realistas, no tuvo rival alguna durante unos años. Y aunque tal vez el público general recuerde otros de sus éxitos, “Into You” es ese arcoíris que tantas han perseguido y muy pocas han logrado: un floor filler donde cada elemento está cuidadosamente seleccionado para potenciar su adictividad: bajos funky, filter sweeps, chasquidos de dedos… y la espectacular voz de helio de Grande. Ya sabemos de lo que es capaz del titán sueco Max Martin con buena materia prima, pero incluso en una carrera como la suya6 hay canciones que se elevan por encima de todas las demás; y esta es su Capilla Sixtina.
El momento: Pues no lo sé, porque la estoy escuchando ahora y lo único en lo que puedo pensar es en que debería estar setenta puestos más arriba. Pero de entre todo este parque de atracciones de los hooks nada me derrite más que esa parte del segundo chorus en el que Ariana armoniza ese “a little less conversation and a…”. Es para morirse.
92. Daryl Hall & John Oates, One on One
Ya están aquí, ya llegaron, los Crockett y Tubbs de Philadelphia. O los Sonia y Selena, uno rubio y otro moreno. Hall and Oates van por su cuarta entrada en el top, y aviso para navegantes: les quedan tres, porque así soy yo, una groupie de su sedoso producto musical7. Y aunque para 1982 ya estaban de pleno en su era MTV, “One on One” supone algo así como una vuelta a los orígenes, a ese trasunto de soul que les llevó a la cima antes de descubrir el gated reverb. ¿Su objetivo? Llevarte al huerto, por supuesto: algo me dice que ese juego “uno contra uno” que buscan no es una partida de ice hockey, y no es únicamente el solo de saxofón. Discreta y sutil para los estándares de H&O —o sea, bastante poco—, “One on One” es otra muestra más de que a esta dupla se le caían los temazos casi sin pretenderlo.
El momento: Vuelvo a mentar a Jimmy Fallon, pero es que no puedo escuchar ese cortante “THAT’S ALL YOU NEED TO KNOW NOW” sin pensar en Daryl Hall tirando el micro y yéndose a su casa.
91. Joni Mitchell, A Case of You
Después de tanto llenapistas, la poetisa Joni Mitchell llega como un jarro de agua fría, pero es agua que sabe tan amarga, y tan dulce… Un bálsamo que brota de “A Case of You” a cataratas. La sensibilidad jazz de Mitchell baña por completo a la joya de la corona del Blue, esa obra maestra de la canción de autor: despojada casi de artificios, deja volar las palabras libres, aleteando, nunca sabiendo a ciencia cierta hacia dónde les llevará su voz de jilguero. Y qué palabras: hay referencias a Shakespeare y a Rilke, pero la canadiense demuestra ser su igual, como poco, pintando un cuadro costumbrista de bares, demonios y amores que duelen y marcan. Tan elemental, y la vez tan imposible, “A Case of You” casi sacia tu sed, pero siempre te deja con ganas de una gota más.
El momento: Ese “youuu-u-u-u-u-u-u-uh-uh darling” que parece que nunca va a dejar de subir, y que probablemente es responsable de cientos de casos de laringitis.
De hecho, si ibas a un concierto suyo, es bastante probable que la tocaran dos veces; sabían lo que tenían en las manos.
Y no la popular; la profesional.
Una señora que está en este mismo artículo, más abajo —y si estás leyendo esto probablemente te esté mirando fijamente guitarra en ristre—, dijo sobre los New Radicals que eran “la única cosa en muchos años que pensé que tenía grandeza […] ¿Qué fue de ellos? Resulta que Gregg Alexander abandonó. Pues bien por él, sabía que era uno de los míos”.
O sea, lo que Taylor Swift quisiera vendernos que es, pero ya tiene imposible hacerlo.
Que bien pensado, no canta tan distinto a Alison Moyet, ¿no?
Es que, recordemos: “…Baby One More Time”, “Oops! I Did It Again”, “I Want It That Way”, “Everybody (Backstreet’s Back)”, “It’s My Life”, “It’s Gonna Be Me”, “Tearin’ Up My Heart”, “Since U Been Gone”, “I Kissed a Girl”, “Hot n Cold”, “So What”, “Blow”, “California Girls”, “Teenage Dream”, “Dynamite”, “DJ Got Us Fallin’ in Love”, “Raise Your Glass”, “Till the World Ends”, “What the Hell”, “Domino”, “One More Night”, “We Are Never Ever Getting Back Together”, “I Knew Your Were Trouble”, “Roar”, “Dark Horse”, “Problem”, “Bang Bang”, “Break Free”, “Blank Space”, “Style”, “Shake It Off”, “Bad Blood”, “Can’t Feel My Face”, “Cool for the Summer”, “Send My Love (To Your New Lover)”, “Love Me Like You Do”, “Dangerous Woman”, “Into You”, “Cant Stop the Feeling!”, “Chained to the Rhythm”, “…Ready for It?”, “No Tears Left to Cry”, “God Is a Woman”, “Break Up With Your Girlfriend, I’m Bored”, “Blinding Lights”, “Save Your Tears”, “Take My Breath”… y más. Que cierto es que no las ha compuesto él sólo, pero que todo, todo eso tenga un factor común… significa que haga lo que haga, funciona.
En RateYourMusic aparecen como géneros secundarios de H2O, el álbum que contiene este “One on One”: new wave, AOR, synthpop, synth funk y sophisti-pop. Casualmente, esa misma cadena, en ese orden, es la contraseña de mi corazón.